martes, 4 de agosto de 2009

UNA ESTRELLA BRILLA EN EL CIELO

Tras tres meses de lucha por su vida con ahinco, el sábado pasado se apago la luz que emitía mi suegro. Como una vela se fue consumiendo en la cama de un hospital, hasta que finalmente su corazón dejo de latir, de la misma forma en la que había vivido sus setenta y ocho años, con poco ruido y muchas nueces.
Quizás lo más duro de esta experiencia no haya sido el resultado final, si no todo el proceso en el que veíamos como una persona buena, con carisma, una persona dulce, se iba convirtiendo a nuestros ojos en un vegetal, con el que no podíamos mantener una conversión, que a duras penas nos conocía. Si su mente se deterioró deprisa, su cuerpo no fue menos lento, y poco a poco fue perdiendo musculatura, hasta que la piel se le adhirió a los huesos y con el podías escribir un tratado de Anatomía humana. Asistir a ese espectáculo a diario es lo más cruel que me ha sucedido en mis treinta y siete años de vida.
Finalmente rindió sus armas a una enfermedad que lo ha ido minando durante tres años, que le robó cuanto era como persona, sus recuerdos, y en muchas ocasiones su sonrisa. Hoy nos queda su recuerdo, sus útiles de labranza de los que se sentía especialmente orgulloso, y su parra, que le ha rendido homenaje dando más frutos que en temporadas pasadas.
La hora de enfrentarme a mis hijos realmente me asustaba, como todos los que han conocido alguna vez a mi suegro, lo adoraban, mi hijo mayor se sintió incapaz de llorar, mientras la angustia le ahogaba, mi hijo pequeño soltó un torrente de lágrimas para finalmente concluir, mamá verdad que bajo del cielo una luz blanca y el abuelo desplegó sus alas de ángel y subió al cielo?. Me conmovió su carita, y le dije que sin duda así fue, que le preguntara a su papá que había estado a su lado en aquel momento.
Al final con una gran sonrisa dijo mamá esta noche miraremos al cielo y veras como hay una estrella que brilla más que las demás, y será mi abuelo que viene a despedirse de mi, y que me cuidará desde allí arriba. La noche era cerrada y nubosa, sin embargo una única estrella brillaba en el cielo, posiblemente la más bonita que vi nunca, la carita de mi hijo de seis años se iluminó y entró corriendo a buscarnos, salid el abuelo nos está saludando.
Bendita inocencia las que les permite ver en las estrellas del cielo a sus seres queridos, ahora sólo nos queda recordarlo a diario, aunque olvidar a una persona buena es imposible, desde el sábado por la noche hay un ángel menos en la tierra, y una estrella más en el cielo.
Si has llegado hasta aquí podrás comprender porque este blog ha estado tanto tiempo sin actualizar, no me sentía con fuerzas para escribir, la tristeza inundaba cada uno de mis textos, y no quería transmitir mi dolor a quien leyera mis lineas. Me queda todavía un largo camino por recorrer, supongo que poco a poco iré volviendo a mis blogs, y a escribir, aunque de momento nos tenemos que recuperar del duro golpe. Sólo actualizaba mi blog de lecturas, quizás porque era aséptico, porque no entraban mis sentimientos a la hora de escribir, me sentía como anestesiada hoy mis sentidos van despertándose poco a poco por eso os digo hasta pronto