Querido hijo:
Quizás nunca llegues a leer estas lineas, pero necesito expresar de la mejor manera que sé mi desazón. En la escuela se nos prepara más o menos para el día a día, sin embargo lo más importante nos toca aprenderlo por nuestra cuenta, las matemáticas, el lenguaje, las ciencias naturales y sociales, al final no sirven para la más ardua tarea a la que me he enfrentado en mi vida; ser madre.
Durante mi corta vida, porque aunque tu me veas una carca me queda mucho trecho de camino por recorrer, o eso espero, he ido aprendiendo casi todo lo que sé, me he dado de bruces muchas veces y me he levantado y vuelto a empezar. Sin embargo casi todas las cosas estaban escritas en algún sitio, incluso el como rehacerse de un desengaño amoroso, pero cada cual reaccionamos de una manera, mi libreta de experiencias se iba llenando en un vano propósito de no caer en errores el día en que a mi me tocara educar a un niño.
Casi todo lo que he tenido en esta vida venía con manual de instrucciones, y solo hacia falta dedicarle horas y mucha paciencia y en la mayoría de los casos solías llegar a dominar el funcionamiento del aparato en cuestión. Sin embargo el bien más preciado de cualquier padre viene sin manual de instrucciones. Desde el momento en que sientes ese pequeño ser en tu vientre comienzan las tribulaciones, unos días te sientes la mujer más dichosa de la tierra, capaz de enfrentar todos los desafíos, otros te preguntas si serás una buena madre, otro si serás capaz de darle todo lo que necesita, y no me refiero en el terreno material, otro si sabrás educarlo correctamente... pasan los meses y aquella realidad que sólo tu eres capaz de disfrutar, sale a la vida, comienza una nueva etapa en la que tienes que aprender a relacionarte con tu bebe, el manual de instrucciones brilla por su ausencia y los libros de auto ayuda en muchas ocasiones se quedan cortos, no todo sirve para todos los bebes... entre en una nueva escuela, esta vez era autodidacta, aprendía a tu lado a descifrar tus diferentes llantos que expresaban diferentes necesidades, recuerdo que había días que derrotada deseaba que llegara ese momento en que pudieras contarme tus necesidades.
No puedo decir que no sea una etapa preciosa, porque aunque no me comunicabas nada verbalmente fue la etapa más intensa de nuestra relación, dependías tanto de mis cuidados y además no cuestionabas constantemente mis actuaciones, yo era tu referente. El tiempo fue pasando, la transmisión de valores se me hizo más complicada, me preguntaba si eso era realmente lo que había que transmitir o sólo era nuestra verdad, la de tu padre y la mía. Dice tu padre que siempre he estado demasiado pendiente de ti, y sin embargo a mi no me lo parece, desde el primer día mostraste una personalidad fuera de serie, sabias lo que querías, y razonabas tus demandas, alguna vez razonando contigo he conseguido cambiar alguna conducta inadecuada o alguna postura egoísta, pero por lo general estabas bastante acertado.
Llegó el momento de elegir colegio, ahí imagine que estaba tu futuro, si me equivocaba revocaría un desastre, si he visto demasiadas series de televisión, pero ya sabes que hace años que no tengo tiempo para dedicar a la caja tonta, y que lo poco que veo son los dibujos animados de tu hermano. Escogí el que creí mejor, y desde el primer día me he involucrado en tu enseñanza, a pesar de que cronos jugaba en mi contra, le arañé horas para dedicarle al AMPA de tu colegio, luche y sigo luchando por lo que me parece justo y bueno para todos los niños, le dedico un tiempo que robo a mis estudios y mis hobbys.
Y tu te preguntarás a que viene todo este monólogo, el otro día fui a una charla de la federación de AMPAS. Hemos estado todo el año trabajando para elaborar una temática que atrajera a los padres, sin embargo, la crisis ha dado al traste con todos nuestros esfuerzos. Y tu te preguntaras porque la crisis, muy sencillo hijo, en esta vida casi todo cuesta dinero, la gente no trabaja desinteresadamente, sólo pocas personas son capaces de donar parte de su escaso tiempo en beneficio de una comunidad mucho más amplia. La consellería lleva un par de años sin pasar los fondos que les debe a la federación de AMPAS y al final con mucho esfuerzo se pudieron programar tres charlas, no eran las que a mi más me interesaban, pero no estaban mal, y nos podían ayudar en la coeducación de nuestros hijos.
La mayoría de los padres cometen el error de pensar que las escuelas están para educar y lo dejan todo en manos de los maestros, craso error, en la escuela están para enseñar, la transmisión de valores y comportamientos deben venir desde casa y reforzar los buenos hábitos que los maestros intentan desde niños inculcarles. Año tras año me doy cuenta que en las charlas, en las reuniones, en los grupos de trabajo, siempre somos los mismos padres, y me pregunto si es que a los demás no les interesan sus hijos.
Puede que tu padre tenga razón y siempre haya estado demasiado pendiente de vosotros, no he dejado nunca la educación en manos del colegio, he estado pendiente de vuestras evoluciones, he hablado todos los trimestres con vuestra tutora... pero creo sinceramente que es mi deber de madre, por eso cuando el otro día me encontré con 30 personas en aquella charla, me cayó el alma a los pies. Allí se plantearon cosas muy interesantes dado el cariz que esta tomando el comportamiento de ciertos alumnos desestabilizadores en el colegio y los institutos, pero unos pocos padres no podemos llevar el peso de todos.
Salí muy hundida de allí, quizás porque tu etapa de colegio termina este mes de junio, y a partir de octubre te enfrentarás a la ley de la jungla, porque esa sensación me ha producido el IES donde tienes que asistir, como un grupo de 6 o 7 personas pueden ser capaces de desestabilizar a una población de 1000 estudiantes, cuando pienso en esa cifra me produce escalofrios... Supongo que tu personalidad bien definida te ayudará a sortear los obstáculos, pero en tu contra corre la poca comunicación que desde niño has tenido con nosotros, sufro sólo de pensar que puedas ser víctima de bulling y no seas capaz de contárnoslo. Quizás el poner por escrito todas estas cuitas me sirva para calmar un poco esta desazón que me viene quemando desde hace unos días.
Sé que no se acaba el mundo, que sólo es una nueva etapa y que de la misma manera que me parecía todo un mundo cuando empezaste el cole, ahora quemaras una nueva fase y con toda probabilidad serás un estudiante modélico, pero eres mi primogénito, tu hermano tiene el camino más llano, porque tu te encargas sin darte cuenta de ponérselo más fácil.
No tengo nada más que contarte y quizás estés pensando que como siempre exagero, pero mis sentimientos en estos momentos son estos, espero que puedas comprenderlo algún día, no creo que sea hoy, ni dentro de dos semanas, pero probablemente el día que tu te encuentres ante la tesitura de educar a un hijo, te acuerdes de todas las tribulaciones de tu madre, y quizás, sólo quizás seas capaz de comprenderme.