viernes, 27 de marzo de 2009

Mi pequeño milagro. Sabados literarios

Por fin tras dos semanas sin poder participar voy a coger de nuevo el Bus de los sabados literarios, primeras veces hay muchas pero al final me decidi por una que para mi es muy tierna, y todavia me hace vibrar todo el cuerpo cuando la recuerdo.
La primera vez que senti su calor tibio encima de mi cuerpo, me acudieron un torrente de lágrimas que me arrasaron los ojos de la emoción de poder abrazar su menudo cuerpo. Habían sido nueve meses intensos de sobresalto en sobresalto, desde aquel positivo del predictor, mi niño manifestó su grandes ganas de vivir, pero las cosas iban torciendose tanto, que ni los médicos podían asegurar que aquel embarazo llegase a término. Incongruentemente el último mes fue el mejor y el más disfrutado por mi, me sentía pletórica y por primera vez creo que sentí que era posible abrazar a ese ser que crecía en mis entrañas.
Por eso la noche que empece a tener molestias no le hice mucho caso a pesar de pasar la noche entera sin dormir con dolor en los riñones. A la mañana siguiente cansada por el peso de la noche en blanco y por no preocupar mas a mi márido llame a la matrona, ya al oir mi voz me hizo ir para el hospital a la velocidad del rayo, y alli me presente yo más asustada que otra cosa por si mi niño no estaba bien. Con una sonrisa la matrona me dijo que mi recompensa estaba cerca que estaba de parto y que podría sostener a mi niño en algunas horas. Aquello me parecía un sueño, y me prepare para vivir un parto largo, que nunca llegó porque mi niño llamo a las puertas a las tres horas.
Pero no todo podía ser bonito y en lugar de empujar hacia abajo, el niño empujaba hacia arriba, tenia la barriga altisima y cada contraccion yo lo empujaba un poco y el volvia a recobrar su sitio mas arriba aún. Yo estaba extenuada y el pequeño estaba sufriendo, se tomó una decision drástica, ya me recuperaria yo de la episiotomia y el naceria igual de bonito que si lo hubiera hecho por cesarea. Diez minutos despues me lo pusieron encima para que cogiera calor, era muy chiquitin, estaba encogidito, con el pelo y el cuerpecito aun ensangrentado, pero dejo de llorar en cuanto olio mi cuerpo. Me parecia el ser más bonito del mundo.
No tengo palabras para describir la emoción que me embargo en esos instantes, cuanto amor derroche, cuantas lágrimas me tuvieron que secar al ver mi sueño hecho realidad y que la fortaleza de dos almas, la mía y la de ese pequeño ser que había traido al mundo, habían hecho posible lo que los médicos definian como un pequeño milagro. Todavía hoy despues de diez años el ginecologo en mi visita anual, me pregunta por mi pequeño milagro... y no es que sea pequeño que es grandisimo, y ya calza un 40.

viernes, 20 de marzo de 2009

Valencia en flames






Ayer se cumplió la tradicion y solo el ninot indultat se salvo de las llamas. Este año he tenido la oportunidad de vivir las fallas desde dentro, en un casal fallero, fue un fin de semana de mucho ajetreo, un calor insoportable y muchisima gente por todos lados, pero solo por ver la felicidad de mi marido, y la de los niños valio la pena el tremendo dolor de espalda que me traje para mis tierras castellonenses.

Y es que estas fiestas para mi son magicas y a pesar de que las fallas como podreis apreciar en algunas de las imagenes todavia se estaban montando, el ambiente de música, polvora, luz y color se respiraba a pie de calle, y otro aroma inundaba Valencia el de los churros y los buñuelos que a pesar del calor muchos turistas mojaban en chocolate caliente, como manda la tradición. Hay una cosa que pude apreciar y es la evolución en los colores y en el diseño de los trajes de fallera, que siempre me han parecido preciosos, pero quiza este año un poco más, o es que el optimismo me corria por las venas a raudales.






Pasearse por las fallas especiales era aguantar un rio de gente que se acercaba a admirar las obras de los grandes artistas falleros, el presupuesto se podia apreciar en los diseños, en los muñecos y sobre todo y ante todo en la pintura y acabados, de los tres premios principales, pude contemplar como terminaban el segundo y el tercero, ambos de corte clasico, y si soy sincera el jurado coincidio con mi veredicto.


Vista de un grupo de imagenes del tercer premio de la Seccion Especial que este año recayó en la falla Convent Jerusalen en esa imagen se pueden apreciar lo bien acabadas que estan las imagenes y la pintura empleada, el realismo que llegan a representar es mas visible en la proxima imagen.


Unas imagenes muy tipicas del mundo fallero, con los caballos enjaezados y los mas pequeños viviendo la fiesta desde casi el comienzo de su vida, imagenes que recuerdan la ofrenda floral a la patrona, la virgen de los Desamparados, conocida por estas tierras cariñosamente como la geperudeta.


El segundo premio recayo en otro clásico de las fallas especiales, la del barrio del Pilar, con una falla tambien de corte clásico muy bien acabada como despues tuve oportunidad de ver en la tele, porque asi como la de Convento Jerusalen casi estaba terminada cuando la visitamos, la del Pilar estaba muy atrasada y todavia le faltaban figuras importantes diriase que solo tenia montado como podreis observar el cuerpo principal.






Vista en detalle gana por el trabajo de los rostros tambien de las multiples figuras en una falla dedicada a la cultura de las artes escenicas, tanto al teatro, al cante como al baile, cada uno reflejado en un grupo de figuras diferentes coronodas por la musa de la musica o eso he querido ver yo

Bonita representacion del fantasma de la opera, y se pueden vislumbrar un traje de sevillana y el busto de la joven qeu lo lucira, al fondo una de las figuras que mas me impacto la chica tocando el violonchelo...


Hermoso primer plano de la figura que coronaba la falla y como colofon para esta entrada una imagen de la iluminacion que lucen algunas de las fallas en valencia y adornan con su luz y color las calles de la ciudad, una delicia para los ojos de los turistas.


Espero os halla gustado mi humilde paseo por las fallas de Valencia aunque estas no estuvieran del todo montadas, de esta manera he querido acercar esta fiesta a quien no ha tenido nunca la oportunidad de vivirla, a ver si se anima a pasearse por la ciudad en ocasion de tan tradicionales fiestas... Ayer se terminaron unas fallas y hoy comienzan otras, los artistas falleros ya estan trabajando en los bocetos de las fallas del 2010 que esperemos no se vean muy deslucidad por la crisis que nos ha invadido y las fiestas tambien terminan resintiendose.

Yo cierro un capitulo y me centro ya en las fiestas de la Magdalena a ver si me acuerdo de coger la camara y puedo acercaroslas como os he acercado las fallas...

miércoles, 11 de marzo de 2009

Cronica de un dia para el olvido

Como todos los días sonó el despertador a las siete, me encontraba cansada, había dormido mal, presa de un desasosiego al que no le encontraba ninguna explicación. Me levante de la cama a regañadientes, pero había tanto por hacer y tenía que hacerlo antes que despertara el benjamin de la casa, que todavía no tenía el añito. Mi marido se levantó justo cuando el aroma del cafe invadio nuestro dormitorio, se vistió rapido y se sento a la mesa a desayunar sosegado tenía tiempo. Como cada mañana, encendió la tele, no podía entender esa costumbre suya de desayunarse con el noticiario, pero la adquirió en sus años de desplazado a Barcelona y no conseguía quitarsela.
Sobre las siete y veinte salió de casa, y yo solía aprovechar para quitar el televisor, pero ese día mi nerviosismo iba en aumento, y la causa que lo provocaba seguía sin materializarse, estaba marcando la comida, con el sonido del televisor de fondo cuando escuche un flash informativo que me heló la sangre eran las 7:38 de la mañana del 11 de marzo de 2004, y acaba de explotar un artefacto en la estación de Atocha. Me costó de reaccionar, aquella noticia me había paralizado, saque la comida del fuego que casi se me pega y me senté en la silla hasta recuperarme de aquella flojera que me había invadido.
La noche anterior, como cada noche desde que se había casado e instalado en un pueblo dormitorio de Madrid, hablé con mi hermana, le costaba adaptarse a su nueva vida, llevaba alli ya unos meses pero se sentía sola, en aquel pueblo solo había jubilados, y mujeres embarazadas, el resto de habitantes solo se los veia a partir de las siete o de la ocho de la noche. mujer abierta y sociable por naturaleza le estaba costando encontrar nuevas amistades, y sobre todo le estaba costando encontrar gente para charlar. Pero esa noche estaba radiante, el optimismo le salía cantarin por la voz, al día siguiente pasaría el día en Madrid, había quedado con su suegra, la acompañaría al médico y luego comerian juntas e irian de tiendas hasta que su marido la recogiera sobre las siete de la tarde.
Lo único que le preocupaba a mi hermana es que tenía que madrugar y se tomaba un medicamento para el dolor de rodilla que la aletargaba mucho. Su marido la dejaria en Torrejon creo que me dijo a las 7 de la mañana y sobre las ocho menos veinte la recogeria su suegra en Atocha. Seguía parloteando feliz, este pueblo es precioso, ya lo veras cuando vengas en Pascua, le estoy preparando al peque la fiesta de su primer cumpleaños, porque todavia estareis aqui, pero no tiene buenas comunicaciones, los autobuses pasan cuando pasan, y con la pierna asi no puedo conducir asi que no habra más remedio que madrugar. Por otro lado aunque tuviera coche el no se atreve a que yo me meta por Madrid sola, todavía es pronto. Un parloteo incesante durante una hora, que ahora mi mente reproducía casi palabra por palabra.
Miraba las imagenes intentando encontrar una prueba de que ella no se encontraba en ese tren, o algo que me confirmara que si lo estaba, mi desazon iba en aumento, llamé a su telefono fijo, pero nadie contestó, eso me confirmó que había salido de casa. Insistí en su móvil, pero agotaba el timbre antes de que nadie lo cogiera, estaba hecha un manojo de nervios. Intente llamar a mi cuñado, pero se dejaba el movil en la taquilla, normas del puesto de trabajo, nada podía distraerles mientras preparaban las comidas... Seguí insistiendo pero solo me servía para desesperarme a cada instante.
Desperte a mi hijo mayor de cinco añitos, le di el desayuno y lo vestí, estaba preparado para ir al cole, mi cuñada me llamó al timbre como cada mañana para acercarlo al colegio y hasta ese sonido rutinario y familiar de las nueve menos cuarto me hizo saltar de pánico. Tenía mala cara eso era evidente y mi cuñada me comentó que quizás debería dormir más, le sonreí le dije que si, y me subí corriendo a casa, habian estallado dos o tres bombas más no era consciente en ese momento, yo seguia recorriendo con la mirada las imagenes de la estacion de Atocha, todavía no se que esperaba encontrar, pero no les perdía ojo, mientras seguía llamando al telefono móvil de mi hermana.
Cuando se desperto el peque, le di su papilla, y lo puse jugar un rato en su parque, siempre lo tenia vigilado pero aquel día parecía una automata, sobre las 11 de la mañana sonó mi telefono, era el número de mi hermana, conteste con temor no sabía que me podría encontrar y la voz cantarina de mi hermana me arrancó una lágrima. Pero que pasa a que vienen tantas llamadas. No podía dar crédito a lo que oía, pero chiquilla se puede saber tu donde estas. Ella lanzó un gran suspiro y dijo en casa, he pasado mala noche, la pierna me dolía horrores, me tuve que tomar una pastilla de esas fuertes y esta mañana cuando mi marido me ha intentado despertar no he podido levantarme, asi que ha acompañado el a su madre y me recogerá sobre las seis para irnos a Madrid a cenar.
Alma de Dios y tu no has puesto la television hoy todavía, y me dice pues no, pero se puede saber que te pasa te noto angustiada asi que a grandes rasgos mientras ella iba a poner la television le conte lo que estaba pasando a sólo unos quilometros de su casa. Se quedo muda, no podía hablar viendo aquellas imagenes, me colgo el telefono y me llamo una hora despues, cuando ya le habia pasado el llanto, se dio cuenta de que ese era el tren que ella tenía que coger aquella mañana, y como las manias no las cura nadie, siempre se sienta en el mismo vagón, uno de los más afectados.
A pesar de saber que mi hermana estaba a salvo y en su casa, no me pude espegar del televisor en todo el día y una angustia lacerante me iba quemando por dentro, dejandome insensible, ni siquiera mi precioso bebe era capaz de arrancarme una sonrisa. Un velo de dolor cubría mis ojos, esbozando un porque sin respuesta. Nunca he entendido tanta crueldad. Desde hace cinco años, mi mente tal día como hoy vuelve a aquella estación de Atocha a aquellos trenes destrozados, aquellas imagenes quedaron en la retina, junto con la crónica de aquel aciago día, que preferiría olvidar, pero que no sería justo para con las victimas de aquel atentado.
La barbarie no tiene justificación, la firme quién la firme, y sea cual sea el fin que se pretenda conseguir... creo que con las muestras de dolor que cada año se reproducen en la estación de Atocha todos rechazamos actos tan primitivos.

viernes, 6 de marzo de 2009

El dulce aroma del cacao

Esta es mi aportacion a los sábados literarios de Mercedes, me gustan sus propuestas y participo por primera vez, recuerdos de la infancia hay muchisimos pero siempre hay alguno que te causa mas añoranza y este es el que a mi más me gusta.

Me acuerdo del sutil aroma a cacao de la cocina en las tardes de lluvia, mientras el sonido monocorde de las gotas resonaban en el cristal, y el aroma del chocolate a la taza impregnaba todos los rincones. Aqui en mi Levante natal donde la lluvia es una extraña compañera, se desataba la alegría de los más pequeños ansiosos por sacar el paragüas y por chapotear en los charcos. Esas rarisimas tardes en que el cielo se cubria de nubes y estallaba en llanto, mi padre venía a recogernos en coche al colegio, que estaba un poco apartado de casa, mientras mama tenía la cocina caliente y una humeante taza de chocolote para reponernos de la humedad que se calaba por los huesos.

Ya en el portal se intuia el aroma dulzon del cacao y mientras subiamos las escaleras a trote y armando mas bullicio del que era necesario, nos relamiamos los labios pensando en lo que nos esperaba. Mamá nos esperaba en la puerta con su delantal y una enorme sonrisa, inspeccionaba nuestra ropa, nos cambiaba las prendas mojadas, le daba un golpe de secador a nuestro pelo y nos sentaba a la mesa donde nos esperaban los bizcochos, ensaimadas y otras delicias. Esas tardes eran especiales porque merendabamos los cinco juntos y el ver a esas horas a mi padre en la mesa en una delicia. Aún hoy cuando la tristeza se materializa en forma de gotas golpeando mis ventanales recuerdo aquellas tardes al abrigo de la cocina, el aroma inconfundible de aquel chocolote que con paciencia preparaba mama, y las risas y bromas de papa que aprovechaba cualquier descuido para ensuciarnos la nariz con la preciada merienda.