viernes, 3 de abril de 2009

Sabados Literarios. Hipotesis fantastica


¿Que pasaria si los bolsos de las mujeres hablaran?




El dia amaneció gris, como tantos otros días de aquella semana, diriase que el invierno se resistía a abandonar su reinado vistiendo de sombras los días y regalandonos unas rachas gélidas, y algunas gotas de lluvía que hacían que los días transcurrieran un poco tristes. Marina había tenido una semana complicada, el trabajo la absorbía y su vida social hacía meses que era inexistente. Tenía una gran pasion, coleccionaba bolsos, ese gran saco del que ella disponia en todos los colores, formas y tamaños. Cada mañana su ritual se repetía, elegía con esmero la ropa, los zapatos y el bolso que luciria durante esa jornada, los días laborales se decantaba por grandes complementos para almacenar todo aquello que podría necesitar durante el día, eran demasiadas horas fuera de casa.


Al llegar a la oficina, dejaban todos sus enseres en un habitaculo diseñado para tales menesteres. Hacía dias que Marina se cuestionaba su cordura, le parecia oir voces, y cuando buscaba su procedencia, no era capaz de encontrarla, penso que el cansancio le estaba jugando una mala pasada. Tenía un terrible dolor de cabeza asi que se acerco al habitaculo para buscar dentro de su bolso de charol rojo una pastilla de ibuprofeno, al cerrar la puerta empezó a escuchar una conversacion de lo mas interesante. Un bolso marron de ante estaba comentado que su dueña la tarde anterior lo había llevado a una casa que no conocía, que en un primer momento pensaba que era la consulta del médico, pero que va, la señora tenía un amante y estaba de bastante buen ver.

Los demás parecieron escandalizarse, pero al instante tomo la palabra una mochila vaquera, que un tanto ruborizada comentaba que su dueña tenía tantos novios que ya no sabía cual era el legal, y lo peor es que ella terminaba sobada y aplastada a cada encuentro, se oyeron risitas, un pequeño bolso negro comentaba que había oido a su dueña hablar con una amiga de un tema que la preocupaba en exceso, podría estar esperando un bebe, y no creia que fuera el momento estaba pasando una crisis con su pareja. A Marina se le abrieron los ojos como platos, pensando en todas aquellos pequeños secretos que creia a salvo y que los bolsos presenciaban y se cotilleaban en tardes de aburrimiento. Una bolsa de deporte comento la ultima operacion de cirugía de la amiga de su dueña que a su parecer había sido un fracaso, quedando peor que al principio


Al final tomo la palabra el bolso rojo, relucia a pesar de la poca luz que había en aquel habitaculo, Marina no habia querido romper el hechizo y había entrado furtivamente, se quejaba de la competencia que tenía en el vestidor, de la cantidad de modelos que su dueña atesoraba, de lo dificil que le resultaba vivir anecdotas como las que contaban a diario sus otros congeneres, para el era como una aventura, cada noche cuando llegaba el afortunado de ese dia al vestidor contaba cuento había escuchado en aquella consigna y sin embargo el cansancio les impedia informarse de lo vivido junto a su dueña, de forma que era imposible participar en la conversacion. Marina lanzó un suspiro, encendio la luz, y como por arte de magia todas aquellas voces se apagaron, cogió su pastilla y se sentó a su mesa.


Al concluir su jornada una pequeña sonrisa afloro a sus labios al ver cada bolso con su dueña, cada pedacito de conversacion se reprodujo en su memoria, penso con satisfaccion que gracias a ese dolor de cabeza se habia enterado de mas cotilleos que en dos horas de peluqueria, a partir de ese momento tendría mucho cuidado al elegir su bolso o incluso prescindiría de el en algunas ocasiones no quería ver aireada su vida en cualquier consigna...

26 comentarios:

Ardilla Roja dijo...

Ya no te vas a poder fiar Hola Carmina

Ni de tu bolso te vas a poder fiar, ay que ver...

Me recuerda un poquito a la conversación de frutas en las memorias de mi lenteja. Aunque aquellas no criticaban a nadie jajaja

Un beso

Ardilla Roja dijo...

ehh,¿que dije? jajajaja buen, tu lo acomodas al leerlo ;)

Any dijo...

Uhhh no quiero saber lo que diría mi cartera (mi bolso) de mi! Para empezar protestaría porque lo llevo de aqui para alla todo el día, y no lo cambio (voy a trabajar siempre con el mismo) y despues porque lo tiro donde venga y lo sobrecargo de cosas. Hace un par de días se me reventó una birome adentro, y era un asco de tinta, tuve que lavarlo y cepillarlo, suerte que de afuera no se nota jajajaja!
Me gustan estos textos donde las cosas de todos los días cobran vida. Me encantó tu relato :)
un abrazo

SILVIA dijo...

yo doy gracias a dios porque no habla jajajjajaaja¡¡¡¡¡
muy simpatico el relato carmina¡¡¡
un beso grande

Per anar fent gana dijo...

uyyyyyyy menos mal que no habla que sino..cada vez que pierdo alguna cosa jajajajaja...

muy bueno !! ME HA GUSTADO
buenos dias de sabado literario

tag dijo...

Que imaginacion tienes, ja,ja,ja,
me ha hecho gracia imaginarme a todos los bolsos cotilleando.

Besos Carmina

Celia Álvarez Fresno dijo...

Muy imaginativo. Me ha encantado el cotilleo.
Un abrazo

Alberto dijo...

Carmina, buen sábado.
Eso de que los bolsos hablen me suena.... ummm...
A mí también me gusta hacer hablar a los objetos para que cuenten nuestras neuras y secretos. ja.
Besos.

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Vaya problema, eso de no poder hablar según que cosas, porque nuestros objetos personales lo dirían todo, es un asco. En fin, espero que no pase.
Un saludo

balamgo dijo...

Sorprendente sin duda ninguna, cuando las cosas normales que nos rodean se ponen hablar, nos llevamos más de una sorpresa.Un encanto de relato.
Un saludo.

Paco dijo...

Jeje, sería muy bueno que eso pasara. Cuantas cosas nos contarian los bolsos...

Relato ameno e intrigante.

Un abrazo sin bolso por si acaso

Gloria dijo...

Me ha gustado mucho tu historia Carmina, pero me ha dado pena el bolso y más que la reacción de Marina de proteger su intimidad cambiando tan a menudo de bolso yo optaria por ser fiel a uno que pudiera demostrarme fidelidad y no sacar los trapitos sucios a relucir y creo Carmina que ese rojo lo hubiera hecho, seguro.
Ya ves me metí en tu historia. Me encantó.
Un beso de fiar

XoseAntón dijo...

Había oído preguntar por lo que dirían las paredes si hablasen, pero de los bolsos no me lo hubiera imaginado. De ahora en adelante, le diré a la mujer que lo deje en la entrada, no vaya a ser que me entere de cosas que es mejor no saberlas. Jajajaja.

Bikiños

Anónimo dijo...

Imagìnate...no quiero saber lo que dirìan los mìos..mìnimo, quejarse a llanto vivo por las cosas inverosìmiles que meto en ellos...idea mas que estupenda...

saludos

Marina dijo...

Hola Carmina, por un momento he creido que hablabas de mi, hasta en lo del ibuprofeno,jajaja. A veces hasta llevo el perro en el bolso cuando voy en moto.Es un pomeranian pequeñito y creo que hablan y todo. Un saludo.

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Muy divertido el relato, los bolsos si hablaran... (Y qué dice mi dueña: -Me ha costado tan sólo 20 euros, una ganga. ¡Será Mentirosa la tía! Si le costó mas de 100 euros! )
Un saludo,
Juanma

Lupe dijo...

Hola, Carmina: Que idea más graciosa lo de la conversación de los bolsos. Me he imaginado a un montón de maridos, novios, parejas, metidos en el cuartito "a ver lo que pescaban".
¿Y si les compramos un bolso a nuestras parejas?

Mejor no.

Un abrazo.

Maat

Sinuhe dijo...

jajaja, una historia alucinante. Me ha recordado a la novela de Millás "No mires debajo de la cama", en la que los zapatos tienen conversaciones de la vida cotidiana de los dueños similares.
Genial tu inventiva, he pasado un buen rato con su lectura.

Un abrazo gordo.

Mateo Bellido dijo...

Hola, muy buenas.
En primer lugar, agradecerte la visita y, de paso, recomendarte la lectura de "EL blog del Inquisidor". Si conoces ya a su autor, Lorenzo Silva, no te extrañará su cuidado lenguaje; y si no es así, no estaría mal empezar a conocerlo.
En cuanto a tu relato, me ha hecho sonreir, porque yo llevo también tengo bolso.
Un beso.

mar... dijo...

Menudo peligro, ya no nos podemos fiar ni de los bolsos, ya me estoy pensando en volver a la época de los bolsillos por si alguno se va de la lengua, o de la cremallera.
Muy divertido tu relato, me ha hecho reir un buen rato
Un saludo de Mar

Rosa dijo...

Hola Carmina.Los bolsos tienen tanto peligro que procuro usarlos lo menos posible por si las moscas, jejejejeje.
Veo que tu blog va viento en popa, ya sabes que me alegra verte por aqui, parece que de momento estamos tranquilitas y la censura no ha hecho acto de presencia.
Que tengas una Semana Santa de cine.
Un calido abrazo y un gran besote.
Rosa

阿尔马 Nyma 阿尔马 dijo...

Vaya...faena la del bolso!!!...voy a empezar a desconfiar, no vaya a ser...
Mejor lo dejo siempre en lugar, donde no se pueda enterar de lo que no interese...
jajaja....

Besos.
Nyma.

Roxx y Nando dijo...

Pues de ser cierto esto, mas vale que al mío le ponga un buen candado, más que nada porque uso el mismo desde hace varios años, día tras día, así que se puede decir que sabe de mí tanto como yo misma; que peligro...
Genial relato, me encanta, muy ocurrente e imaginativo. Chapeau, cielo.

Felisa Moreno dijo...

Una idea original esto de que los bolsos hablen, por si acaso tendré cuidado de lo que digo delante del mío, muy bueno Carmina.

Por cierto, gracias por tu visita a mi blog, ultimamente ando mal de tiempo (¿ultimamente?) y no consigo comentar a todos los sábados literarios.

Isi dijo...

Yo, a partir de ahora, llevaré siempre conmigo, en el bolso, el arregla bajos del que he hablado en mi blog, jejeje.

Por cierto, me pides el nombre para comprarlo, pero es que no me acuerdo...Haz lo que hice yo, vete a la tienda y di que te han hablado de una cinta adhesiva para arreglar los bajos y seguro que saben lo que es...si no tuvieses suerte, ya te diré como se llama el invento, el gran invento!.

Muchos besitos y pásalo muy bien esta Semana Santa!!!!!!

Anónimo dijo...

Hola Carmina; vine a desearte una feliz semana santa y no me olvido de ti. Muchos besos